No hay nada que pueda hacerse al agua o a cualquier sustancia para transformarla en otra, a menos que se lleve a cabo una reacción química. Las propiedades químicas de las sustancias indican cómo y con qué otras sustancias son capaces de reaccionar. Por eso se dice que las propiedades químicas de las sustancias involucran cambios químicos, lo cual significa que para observarlas se necesita transformar la sustancia en otra u otras sustancias diferentes.
Después de un cambio químico cada nueva sustancia tendrá propiedades químicas y físicas diferentes de las que le dieron origen. Por ejemplo, para formar los famosos cristales blancos de cloruro de sodio, es necesario hacer reaccionar el sodio (un metal plateado, blando, con temperatura de fusión de 97.54 ºC que es muy reactivo al contacto con el agua) con el cloro (un gas amarillo-verdoso altamente tóxico, de olor picante, con una temperatura de ebullición de –33.97 ºC).
Otro ejemplo es la nitroglicerina, uno de los explosivos más conocidos. Es un líquido aceitoso de color amarillo claro que al ser golpeado se descompone químicamente y de forma explosiva en nitrógeno, dióxido de carbono, agua y oxígeno. Cuando ocurre la detonación, la sustancia original se transforma en otras sustancias.
Todo el tiempo están ocurriendo reacciones químicas. Un ejemplo cotidiano es cuando las personas se tiñen el cabello. En estos casos se producen diversos olores, el más fuerte proviene del amoniaco, una sustancia que reacciona con la cubierta del cabello para permitir que otra sustancia, el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada), penetre en el interior del pelo y reaccione químicamente con la melanina que da color al cabello, haciendo que pierda su tono oscuro.
El olor del cloro
Cuando de blanqueadores se trata, seguramente se piensa en el cloro y se recuerda la botella que se encuentra en el baño o en la lavandería. Sin embargo, resulta que el cloro es una sustancia gaseosa de color amarillo verdoso y bastante venenosa. En la botella etiquetada como cloro en realidad hay una disolución de hipoclorito de sodio en agua. Este hipoclorito de sodio es una sustancia que continuamente se descompone generando, entre otras sustancias, el cloro. En cuanto se forma, el cloro escapa de la botella y así se percibe su olor característico. La disolución de hipoclorito de sodio es en realidad una mezcla de dos sustancias: el hipoclorito de sodio y el agua.