En cualquier actividad cotidiana suele clasificarse naturalmente y eso permite hacer correlaciones, descubrir comportamientos comunes y conocer y reconocer propiedades de los materiales, a fin de analizarlos, tratarlos y mezclarlos. Fue clasificando y analizando como se reconoció la sustancia del chocolate que causa euforias y jaquecas.
Mientras mejor se conozcan los objetos, mejor se clasificarán. Por ejemplo, para ordenar diferentes plantas es necesario partir de algún criterio: sus hojas, si tienen flores o su tamaño. Al experimentar con las plantas es posible descubrir las sustancias que contienen, para así saber si son comestibles, medicinales o venenosas, y entonces poder clasificarlas en distintos grupos según las sustancias que contengan.
Uno de los objetivos de la química, o más bien de las personas que se dedican a ella, consiste en estudiar el comportamiento y las características de las sustancias para entenderlas, modificarlas e incluso imitarlas. Así, para estudiar cualquier material se observan generalmente todas sus características y después se clasifica. Entre los muchos criterios para hacerlo está su composición; por ejemplo, si en ella se observa una sola sustancia o una mezcla de varias.