Dentro de las pruebas utilizadas para distinguir a las sustancias en un medio ácido o básico se encuentran los cambios de coloración que se producen en presencia de disoluciones o extractos de colorantes naturales, siendo uno de los más usados el tornasol (colorante extraído de los líquenes) que al tener contacto con un medio ácido cambia de color rojo a azul, mientras que en un medio básico el cambio es de azul a rojo. Distintos cambios de coloración pueden apreciarse utilizando extractos naturales como el de la col morada o el de la flor de jamaica, por ejemplo. Otra característica que permite identificar a los ácidos es que este tipo de sustancias, en presencia de metales reductores como níquel, zinc, hierro, aluminio, magnesio, entre otros, reaccionan produciendo hidrógeno gaseoso (H2), que visualmente es detectado por la formación de burbujas. En presencia de carbonatos y bicarbonatos, los ácidos producen dióxido de carbono (CO2) como resultado de la reacción. Un ejemplo de este proceso es la reacción que se presenta cuando se adicionan unas gotas de limón o de vinagre a una muestra de bicarbonato de sodio produciéndose una efervescencia. Este tipo de reacción ocurre en la vida cotidiana cuando se adicionan polvos para hornear en un medio ácido que puede ser proporcionado por la presencia de leche, jugo o ralladura de limón o naranja durante la preparación de la masa para pastel. El efecto de esta efervescencia en los pasteles es que permite su expansión durante el cocimiento y le proporciona textura y consistencia.
Por otra parte, edificios y monumentos construidos de mármol, roca caliza constituida por carbonato de calcio, suelen ser susceptibles al deterioro ambiental ocasionado por la presencia de ácidos nítrico y sulfúrico en la lluvia ácida.
La conductividad eléctrica también es una propiedad que caracteriza a los ácidos, a diferencia del agua y de otro tipo de disoluciones, como la de azúcar, que no presentan esta propiedad. Finalmente, una característica que siempre ha distinguido a estas sustancias es el efecto antagónico que se produce cuando reaccionan un ácido y una base, obteniéndose como resultado una sal y agua. Este proceso recibe el nombre de neutralización.