La gran dependencia actual de los recursos energéticos agotables (es decir, de los recursos fósiles provenientes del depósito B de la figura 28 (p. 464) es una manifestación de que el paradigma insostenible está en la actualidad firmemente asentado en nuestra civilización. A continuación se analiza la secuencia temporal de la consolidación del paradigma de la utilización lineal de los recursos energéticos.
Alrededor de 1880 se extrajeron unas cuantas toneladas de petróleo; para el año 1950 llegaron a ser 50 millones de toneladas. A partir de entonces el crecimiento de la producción ha sido casi exponencial, hasta alcanzar poco más de 3 500 millones de toneladas en el año 2000. Además de la contaminación que el uso del petróleo produce, está el problema de su agotamiento. Si no hay un cambio pronto, el peligro de guerras por este energético estará presente.
Se trata de un escenario insostenible. A la tasa de explotación del año 2000, sólo quedaría petróleo para 38.4 años y gas para 62. Aunque el carbón alcanzaría para unos 227 años, al acabarse el petróleo y el gas, su tasa de explotación aumentaría y duraría mucho menos. Además, el carbón produce más gases de efecto invernadero que el petróleo y el gas.
La sujeción al paradigma de la utilización lineal de los recursos es la responsable de que la huella ecológica mundial exceda la superficie del planeta en una tercera parte. La huella ecológica promedio mundial es de 2.8 hectáreas por persona, en tanto que la biocapacidad disponible en hectáreas por persona es de 2.1.
Sin embargo, esta huella está muy diferenciada entre naciones. Por ejemplo, en 1997, Canadá utilizó por persona 7.0 hectáreas de tierra productiva promediada globalmente y 0.7 hectáreas de océano productivo, para un total de 7.7 hectáreas por persona, mientras que su sustentabilidad disponible es de 9.6 hectáreas por persona. En Estados Unidos, en cambio, la persona promedio requirió de 10.3 hectáreas, pero su sustentabilidad es de 6.7 hectáreas por persona. Así, Canadá tiene un margen positivo en sustentabilidad de 1.9 hectáreas por persona, en tanto que Estados Unidos sobrevive con un déficit de 3.6 hectáreas por persona, que explota de los demás.
En México también somos deficitarios, es decir, nuestro modo de vida es no sustentable, ya que nuestra huella ecológica es de 2.6 hectáreas por persona, en tanto que nuestra biocapacidad disponible es de apenas 1.4 hectáreas por persona.