Los minerales se obtienen de la parte inerte del planeta. Están constituidos por concentraciones naturales de elementos químicos que poseen una estructura atómica ordenada y composición química definida; por lo común se presentan en forma sólida, con estructura cristalina, y se originan por procesos geológicos de tipo exógeno (sedimentarios) y endógeno (tectónicos y volcánicos).
Los minerales más comunes son los óxidos, sulfuros, carbonatos, haluros, sulfatos, silicatos, silicatos hidratados e hidróxidos; el oxígeno participa en la mayoría de ellos como componente fundamental en forma directa y en otros lo hace a través del agua.
Existen áreas de la corteza terrestre donde las rocas presentan una inusual cantidad de elementos químicos, puros o formando compuestos, que superan los valores medios para ese tipo de roca. Si esa concentración de minerales es conocida, extraíble con la tecnología existente y ofrece ventajas de rentabilidad económica, se considera que es un yacimiento mineral.
La existencia de los yacimientos minerales se relaciona con la tectónica de placas. Pueden originarse en las márgenes constructivas y divergentes de las placas tectónicas, como las dorsales oceánicas, donde se genera nueva corteza y se forman depósitos de sulfuros. En las márgenes destructivas y convergentes, conocidas como zonas de subducción, se crean rocas plutónicas o ígneas intrusivas, en donde la cristalización de los minerales da lugar a depósitos pegmatíticos, neumatolíticos e hidrotermales. Son las áreas en que existen sulfuros masivos con contenido de cobre, molibdeno y oro, por ejemplo.
Lejos de los límites entre placas existen yacimientos como los nódulos polimetálicos de los fondos oceánicos, en tanto que en las placas continentales los procesos externos de meteorización, transporte, selección y depositación generan yacimientos de carbón, petróleo y gas, así como depósitos hidrotermales de plomo, cinc y metales radiactivos, asociados con rocas graníticas.
Finalmente, en las zonas de choque de placas continentales se generan yacimientos de uranio, estroncio y wolframio, como consecuencia del aumento de la temperatura de las rocas ante el empuje de las placas litosféricas.