Los caminos prehispánicos constituyeron la base para que los españoles, durante el periodo de la conquista, llegaran hacia los lugares de gran riqueza mineral. Posteriormente, la red de comunicaciones se extendió hacia los puertos con el fin de trasladar las mercancías hacia Europa. Poco a poco se extendió la red de caminos hacia el norte del país donde habían amplios y deshabitados territorios, y se establecieron poblados en las costas del golfo de California hasta alcanzar los territorios de las Californias, los altos de la Sierra Madre occidental, el norte del Altiplano Mexicano, la llanura tamaulipeca y el territorio de Texas.
En 1837 se inició la construcción de las primeras vías férreas del país, pero el mayor impulso se ejecutó durante el gobierno de Porfirio Díaz. En sus inicios existía una red de 578 kilómetros y al concluirse se contaba con 19 770 kilómetros de vías férreas.
Los periodos de gobierno subsecuentes privilegiaron la construcción de carreteras por sobre el ferrocarril; así, en 2005, su extensión fue de 26 662 km, lo que significa que en un periodo de 104 años se agregaron sólo 6 892 km. Es indispensable señalar que cuando se requiere transportar un gran volumen de materias primas y manufacturas es conveniente hacerlo mediante el ferrocarril, debido al peso de la carga y al daño que sufre la infraestructura carretera; además, el número de contenedores de carga que puede arrastrar un ferrocarril es muy superior al que moviliza un automotor por carretera.
A partir de 1925 se inició el desarrollo de las carreteras nacionales, con las vías México-Cuernavaca y México-Puebla. En 1930 se contaba ya con 1 426 km, pero el impulso fue notable porque en los siguientes diez años se alcanzaron 9 929 km. Desde entonces su desarrollo ha sido tal que para 2005 el país contó con una extensión de 355 796 km de estas vías. El mayor kilometraje de carreteras y vías férreas se encuentra en el centro y norte del país, razón por la que éstas son las regiones con una mayor integración y mayores índices de crecimiento económico.
Las vías de comunicación constituyen el eje de la integración socioeconómica de los espacios territoriales. Su función en la estructuración de las regiones económicas es principal porque enlazan los centros de población y permiten su interacción comercial, cultural y la integración de unidades socioeconómicas.
Sin embargo, con la construcción de la autopista México-Cuernavaca inició el establecimiento de casetas de cobro, situación que puso de manifiesto la pérdida de la función social de las vías de comunicación, pues se colocó en desventaja a la población con bajos ingresos que se ve limitada para trasladar sus productos agrícolas, ganaderos y de otro tipo.