Enciclopedia de Conocimientos Fundamentales
UNAM ˜ SIGLO XXI


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6.3.2 El nuevo orden mundial

Con la terminación de la guerra fría se consolidó el predominio económico, político y militar de Estados Unidos, pues al dejar de existir su principal antagonista no hubo ninguna potencia que hiciera contrapeso a su influencia en el mundo. Sin la unión Soviética, el segundo mundo desapareció y esto, desde la perspectiva capitalista, dio lugar a la liberación de numerosos países que estuvieron bajo la dirección económica y política soviética. Se dio entonces la inserción de esos países al llamado mundo libre y a dicho proceso se le denominó nuevo orden mundial.

En esta nueva forma de expresar el poder económico, político y militar se halla presente la idea de que el mundo es ahora más libre y más justo porque dejó de existir un modelo económico que, se decía, atentaba contra las libertades humanas elementales. Así, ahora se habla de la existencia de un primer mundo integrado por las economías más poderosas, entre las que figuran Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña, Francia y Alemania, además de otros países que ocupan un sitio preponderante en la economía mundial, como son Canadá, Israel, Australia y el resto de los países europeos que forman parte de la unión Europea.

Por otro lado, ante el vacío que dejó el mundo socialista, varios países que lo integraban se incorporaron en poco tiempo al bloque capitalista desarrollado, que los acogió como una forma de acotar la influencia que sobre ellos ejercía la actual Federación de Rusia. Pero la inserción de esos países al modelo capitalista fue traumática en diversos aspectos y derivó en graves conflictos sociales con fases de extrema violencia, como lo ejemplifican la región de los Balcanes y la del Cáucaso.

El tercer mundo, a su vez, mantuvo su situación de pobreza y dependencia económica que, en muchas ocasiones, se hizo más marcada. Sólo algunos países han recorrido con ventajas la transición a ese nuevo orden mundial, como los llamados “tigres asiáticos” y las potencias emergentes, como India. La mayoría, sin embargo, conserva bajos índices de desarrollo y se ve afectada por severos problemas económicos y sociales que, en ocasiones, se expresan a través de conflictos armados que agravan aún más la difícil situación que padecen desde hace siglos.

La nueva repartición del poder en el mundo ha producido una imagen distinta del mapa de la división política mundial, en particular de Europa. Así, Checoslovaquia y Yugoslavia no existen más y ahora aparecen la República Checa y Eslovaquia, mientras que de Yugoslavia se formaron los países como Croacia, Bosnia-Herzegovina, Eslovenia, Macedonia y una disminuida Yugoslavia, convertida en Serbia-Montenegro en 2003 y fragmentada en dos países independientes en 2006. Por su parte, Alemania se convirtió de nuevo en un solo país.

En el extremo oriental del continente, en los territorios que antes fueron de la unión Soviética, surgieron como países independientes las repúblicas de Estonia, Letonia, Lituania, ucrania, Moldova y Belarús; en la zona del Cáucaso, de la extinta URSS aparecieron Armenia, Georgia y Azerbaiyán, y de la región de Asia central se formaron como nuevos países Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán.

Sin embargo, la consideración de un nuevo orden mundial no debe limitarse a las nuevas fronteras que aparecen en los mapas. La diferencia entre el mundo desarrollado y el subdesarrollado –llamado en algunos círculos países en vías de desarrollo– se ha hecho más grande. Los países ricos son ahora más ricos y los más pobres también han profundizado su rezago económico y social.

Los términos “centro” y “periferia” se empezaron a utilizar a principios del siglo XX pero fue hasta el decenio de 1950, con los trabajos de la Comisión Económica para América Latina de las Naciones unidas (CEPAL), que tales conceptos se convierten en relevantes. Hoy vuelven a tomar actualidad para referirse a la realidad socioeconómica del mundo. Los países centrales son los desarrollados, los del norte,

Los que centralizan y controlan la economía a través de la generación de tecnología y la producción de bienes de consumo, en tanto que los periféricos son los subdesarrollados, los del sur, los económicamente dependientes, productores de materias primas y de mano de obra barata.

La concepción de centro y periferia, dentro del sistema-mundo planteado desde el decenio de 1970 por Immanuel Wallerstein, considera un análisis más profundo de la estructura económica mundial basada en un orden jerárquico. De este manera, se asume que para el capitalismo los procesos de producción combinan salarios relativamente altos, tecnología moderna y producción diversificada para el centro, en tanto que los salarios bajos, tecnología rudimentaria y producción simple es lo que identifica a la periferia; por ello, incluso dentro de un mismo país existen regiones de centro y de periferia.

Lo anterior permite cuestionar la existencia de un “nuevo orden mundial” porque los modelos de producción siguen vigentes y los dominadores son los mismos desde el siglo XVI, cuando se formaron los imperios coloniales, en tanto que los dominados también resultan ser los mismos, las regiones colonizadas por las monarquías europeas primero y por las nuevas potencias económicas surgidas más tarde, como Estados Unidos y Japón.


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