En estrecha relación con el concepto anterior surgió el de geopolítica, término acuñado durante el primer tercio del siglo XX, en donde se ve al Estado –la entidad política predominante– desde una perspectiva organicista en la que se utilizan argumentos de tipo geográfico para tratar de justificar las acciones de poder, de dominio y expansión de los Estados, a los cuales se les considera dinámicos.
En el desarrollo del pensamiento geopolítico destacan las aportaciones del geógrafo británico Halford John Mackinder (1861-1947), quien publicó en 1904 su teoría de la región pivote o isla mundial, que expresaba la idea de que la potencia que dominara esa región tendría el control de la economía mundial. Para Mackinder, la zona pivotal del mundo se localizaba en la parte occidental de Asia (Eurasia), que adquiere una importancia continental estratégica porque no se puede acceder a ella por mar. Esa región constituía una amenaza real para las potencias marítimas, como Gran Bretaña. Este planteamiento original tuvo modificaciones en 1919 y 1943 como resultado de considerar el desarrollo de las comunicaciones (incluida la aviación), el crecimiento demográfico, la industrialización y las alianzas establecidas entre la URSS, Gran Bretaña y Estados Unidos para limitar el poder alemán. Debido a lo anterior, en 1943 se modificó este mapa y la región pivotal se desplazó hacia Europa y Rusia occidental.
Por su parte, Rudolph Kjellen, de origen sueco (1864-1922), es considerado el fundador de la geopolítica. A mitad del segundo decenio del siglo XX describió al Estado como un organismo vivo cuyo cerebro era el gobierno, en tanto que el imperio era el cuerpo y la población sus miembros. Este concepto evidencia una orientación ideológica que considera al Estado por encima del individuo, al mismo tiempo que piensa que debe expandirse, haciendo suyos recursos que sustenten su desarrollo; por ejemplo, un Estado que no tenga litorales debe obtenerlos de cualquier manera para sobrevivir.
El militar y geógrafo alemán Karl Haushofer (1869-1946) le dio a la geopolítica una dimensión práctica al aplicarla como una teoría política tendiente a hacer del Estado una entidad dinámica, que siempre debe buscar su expansión territorial. Llegó al extremo de señalar que el mundo sería dominado por cuatro potencias, entre las que contaba a Alemania, que regiría en Europa y en África; las otras tres entidades serían Estados Unidos, Rusia y Japón. Sus planteamientos ideológicos se entrelazaron con el nacionalsocialismo y sirvieron de base a la política expansionista de Adolfo Hitler para que Alemania le hiciera frente al socialismo y recuperara el liderazgo perdido después de la primera guerra mundial.
La segunda guerra mundial mostró las trágicas consecuencias que tuvo para la humanidad la aplicación de la geopolítica en las relaciones internacionales; ello ocasionó el desprestigio no sólo de esta disciplina, sino también de la geografía política. A partir de 1970, ambas disciplinas renacieron con nuevos enfoques y corrientes teóricas como resultado de los cambios políticos y económicos que experimentaba el mundo.
Actualmente el término geopolítica es usado con un carácter analítico en estudios descriptivos y explicativos en el ámbito de la geografía y las relaciones internacionales. Entre los fundamentos de la geopolítica figura la necesidad de conocer con precisión la situación política del mundo en un momento dado, así como las acciones diplomáticas que se desarrollen, para así prever lo que pasará en el futuro. Por ello es importante conocer los pormenores de la vida interna de los Estados y lo que ocurre con sus vecinos, tanto cercanos como lejanos.