Para calcular la presión a la que se ven sometidos los buzos en las profundidades del mar y explicar el motivo por el cual procuran que su ascenso a la superficie del mar sea lento o por etapas, se presenta a continuación un ejercicio.
¿Podría una persona sumergirse a cinco metros de profundidad en el agua, y desde ese punto respirar a través de un tubo rígido de cinco centímetros de diámetro?
Se puede calcular la fuerza que actúa sobre la caja torácica de una persona sumergida a cinco metros de profundidad en el mar, considerando que el área de su caja torácica es de 0.35 m2 y que la densidad del agua de mar es de 1.03 × 103 kg/m3. La presión absoluta sobre esta persona sería:
Ahora:
Ésta es la fuerza ejercida sobre la caja torácica de la persona sumergida a cinco metros de profundidad en el mar y, aunque el cuerpo humano está en condiciones de soportar la presión atmosférica, en este caso, tanto la presión como la fuerza sobre la caja torácica están incrementadas en, aproximadamente, un 50%. Esto impide a la persona poder ensanchar su caja torácica para respirar. La solución es que los buzos respiren aire a alta presión, el cual llevan en sus tanques de aire comprimido.
Se puede comprobar que, en el mar, la presión se ve incrementada en una atmósfera aproximadamente por cada diez metros de profundidad. Entonces, si un buzo realiza su trabajo a diez metros de profundidad, estará sometido a una presión de aproximadamente dos atmósferas y el aire que respire deberá entrar a sus vías respiratorias con esa presión.
Cuando los buzos ascienden a la superficie deben hacerlo lentamente o por etapas, para dar oportunidad a que las moléculas de oxígeno y de nitrógeno, componentes del aire, sean absorbidas por su sangre. Si ascienden con rapidez, pasando de zonas de alta presión (lugares profundos) a zonas de baja presión (lugares de menor profundidad), esas moléculas dan lugar a la formación de burbujas que crecen al ascender rápidamente, las cuales, en los vasos sanguíneos, pueden causar embolias.