Colaboración, en el estricto sentido de la palabra, es un proceso recursivo (sí, exacto, relativo a la recursividad que se revisó en el tema 2), en el cual dos o más personas trabajan juntas construyendo consensos y compartiendo conocimiento para alcanzar un fin que es, en la mayoría de las ocasiones, de naturaleza creativa. Los proyectos de colaboración no siempre requieren de un líder y pueden ofrecer mejores resultados que otras técnicas de organización, como la descentralización.
Los modelos estructurados de colaboración impulsan la introspección del comportamiento y comunicación, permitiendo que las posibilidades de éxito de los equipos o grupos que los utilizan se eleven considerablemente. En el contexto de internet que nos interesa aquí, se encuentran diversos ejemplos de modelos de colaboración bien estructurados.
Con la proliferación de aplicaciones en internet se han acortado y abaratado las distancias, por lo que hoy es posible compartir ideas, conocimiento y habilidades entre miembros de grupos distribuidos a lo largo del planeta. Esto no sólo ha facilitado, sino que ha promovido la formación de grupos para resolver problemas específicos o promover ideas.