La infancia es un periodo biológico evolutivo de extraordinaria importancia en el ser humano, ya que condiciona el resto de la vida, sobre todo porque en ella ocurren los mayores cambios de crecimiento y desarrollo.
Desde el nacimiento, el organismo infantil se encuentra en constante proceso de maduración. El crecimiento y la diferenciación de todos los órganos y sistemas del niño determinan su correcta interacción con el ambiente.
El crecimiento es un proceso dinámico que se manifiesta en el aumento de la talla, aunque clínicamente también se consideran otras variables como peso, perímetro cefálico y huesos largos de las piernas (antropometría). Otro aspecto que se valora son las fontanelas del cráneo.
En cambio, el desarrollo es la maduración somática, psicológica y social característica de la infancia. Se manifiesta a través del desarrollo sexual, dentario, psicomotor, fisiológico, metabólico e inmunológico, así como por la adquisición de destrezas y habilidades en las diferentes etapas de la infancia.
El desarrollo depende de factores intrínsecos (dotación genética) y de factores extrínsecos (alimentación, ambiente, enfermedades, etcétera). El crecimiento se evalúa más fácilmente que el desarrollo. Ambos progresan al unísono, pero a veces hay desarrollo con poco aumento de tamaño, o bien, un crecimiento rápido con escasa diferenciación funcional.
Las medidas normales de los niños están comprendidas, según su edad, dentro de límites mínimos y máximos. Estos datos se obtienen al comparar las variantes de peso, talla, perímetro cefálico, etcétera, entre individuos de la misma edad y sexo, cuyo resultado son las curvas de crecimiento y desarrollo, que son el reflejo gráfico de las cifras recabadas (véase la figura 4.1).
El aumento regular de peso y talla es el indicador más confiable de que el niño goza de un buen estado de salud general y se desarrolla adecuadamente. Se recomienda pesar y medir a los niños cada mes. Si los padres o el pediatra no aprecian ningún aumento del peso y la talla durante dos meses seguidos, puede ser señal de que existe algún problema o enfermedad. La talla está supeditada al mensaje genético transmitido, aunque también se encuentra bajo la influencia de factores externos, entre ellos la alimentación (véase el cuadro 4.1).