Tanto el sistema óseo como el muscular son estructuras que dan forma al cuerpo humano y permiten su movimiento. Ambos constituyen el sistema locomotor.
El tejido óseo del cuerpo humano tiene dos funciones: 1] de sostén de las partes blandas y 2] de protección para los órganos vitales. El hueso es uno de los tejidos más resistentes y rígidos del cuerpo humano, y le corresponde 18% del peso corporal. Proporciona apoyo a los músculos esqueléticos y permite el movimiento mediante un sistema de palancas que amplían las fuerzas generadas por la contracción muscular.
Los 206 huesos del cuerpo humano forman el esqueleto óseo, el cual se divide en esqueleto axial y apendicular.
Está formado por 80 huesos que constituyen el eje principal del cuerpo humano. Su función es proporcionar sostén y proteger a los órganos. Dentro del esqueleto axial se encuentran los huesos del cráneo, la cara, el esternón, la columna vertebral y las costillas.
El cráneo está formado por huesos pares, como el temporal y el parietal, y huesos impares, como el frontal, occipital, esfenoides y etmoides, que junto con los huesos de la cara forman una caja ósea que protege al sistema nervioso central. La columna vertebral está situada en la línea media y en la parte posterior del cuerpo. Se extiende desde la base de la cabeza, recorre el cuello, el tórax, el abdomen y termina en la pelvis. La columna vertebral está constituida por 7 vértebras cervicales; a la primera se le llama atlas o C1, carece de cuerpo y sirve de sostén a la cabeza. La segunda, C2, llamada axis, se articula con el atlas y facilita el movimiento de la cabeza. Posteriormente, continúan las 12 vértebras torácicas, que se articulan con las costillas, 5 vértebras lumbares y 5 sacras. Estas últimas, al fusionarse, forman el sacro, junto con 4 o 5 coccígeas, fusionadas en el cóccix.
Las costillas son 12 pares de huesos largos y curvos que se articulan en un extremo con la columna vertebral. Dependiendo de la articulación de su otro extremo, se dividen en 7 costillas verdaderas, articuladas directamente con el esternón; 3 falsas, articuladas al cartílago de la séptima costilla, y 2 flotantes que sólo se articulan con la columna. El esternón es un hueso impar situado en la parte media y anterior del tórax. Se articula por arriba con las clavículas y en sus bordes laterales con las costillas verdaderas. El conjunto de las vértebras dorsales, las costillas y el esternón forma la caja torácica, que protege principalmente los pulmones y el corazón.
Consta de 126 huesos agrupados en:
Los huesos se dividen por su forma y tamaño en:
Los huesos poseen zonas con diferente densidad de tejido óseo; se dividen en hueso compacto y hueso esponjoso. El hueso compacto, de consistencia sólida y densa, constituye la parte externa de los huesos. Se encuentra en la diáfisis de los huesos largos. Está compuesto de unidades estructurales llamadas osteonas (sistemas de Havers).
El hueso esponjoso posee una red de espículas o trabéculas que limitan los espacios ocupados por la médula ósea, encargada de la formación de las células sanguíneas. También cumplen una función metabólica, al almacenar calcio y fósforo. La médula ósea se encuentra fundamentalmente en el interior de las epífisis de los huesos largos y en huesos planos del cráneo (véase la figura 2.44).
A la unión de dos o más huesos entre sí se le llama articulación. De acuerdo con su capacidad de movimiento, las articulaciones se dividen en:
Los movimientos de las articulaciones dependen de la elasticidad de los tejidos que en ellas intervienen y de la capacidad de movimiento de las mismas. Cuando el movimiento sobrepasa los límites de la articulación, las superficies articulares pueden romperse o desplazarse de su sitio. Al desplazamiento de una superficie articular se le llama luxación.