El sistema nervioso está formado por dos componentes: el central, integrado por el encéfalo y la médula espinal (también llamado eje encefalomedular), y el periférico, representado por neuronas que conectan el sistema nervioso central con el resto del cuerpo. Ambos constituyen una compleja red de células que permite a un organismo comunicarse con su ambiente. Esta red incluye componentes sensoriales que detectan cambios ambientales (sistema sensitivo o aferente) y componentes motores que generan movimientos musculares o secreciones glandulares (sistema motor o eferente); están conectados entre sí por complejos mecanismos de integración (véase el cuadro 2.3).
El sistema nervioso central (SNC) registra las actividades del cuerpo. La CPU (Unidad Central de Procesamiento, por sus siglas en inglés) de una computadora podría compararse con el cerebro humano, ya que éste posee regiones o centros de integración, almacenamiento y análisis de toda la información que le llega del entorno. Además, regula respuestas como el movimiento, los sentimientos, las emociones, el aprendizaje y otras funciones vitales.
La actividad del sistema nervioso se origina cuando los receptores sensitivos situados en la porción distal de una neurona sensitiva son estimulados. Las señales provenientes de
los receptores viajan por los nervios periféricos hacia la médula espinal, desde donde son transmitidos al encéfalo. Los mensajes sensitivos se procesan e integran con información almacenada en varios conjuntos neuronales, dando lugar a la señal que genera una respuesta eferente motora adecuada. La porción efectora (motora) del sistema nervioso es la encargada de dar respuestas orgánicas como la contracción del músculo estriado, liso o cardiaco y la secreción de glándulas exocrinas y endocrinas.
La unidad funcional del sistema nervioso es la neurona (véase la figura 2.29). La forma típica de esta célula consta de un cuerpo celular (soma) y sus prolongaciones (varias dendritas y un solo axón).
Aunque la mayoría de las neuronas presentan estos tres componentes, su variabilidad morfológica es grande. El sistema nervioso está formado por 100 mil millones de neuronas. Además, el sistema nervioso cuenta con otro conjunto de células genéricamente llamadas neuroglia, un tipo de tejido conectivo especializado cuyas funciones son dar sostén y nutrimentos a las neuronas.
La función del sistema nervioso depende de las interacciones que se producen entre las neuronas, a través de uniones especializadas llamadas sinapsis. El axón de una neurona acaba en varias ramas que terminan en porciones dilatadas denominadas botones sinápticos. El botón sináptico se sitúa frente a una estructura diferenciada en la membrana de la célula postsináptica (dendrita, soma o axón), separada del botón por un estrecho espacio llamado hendidura sináptica.
Los botones sinápticos liberan sustancias químicas (neurotransmisores) que se unen a receptores de la membrana postsináptica. La acción excitadora o inhibidora de la sinapsis depende del tipo de receptores postsinápticos. En estos tipos de uniones nerviosas la transmisión de la información es unidireccional. Existen en menor proporción otras sinapsis llamadas eléctricas, en las cuales la unión entre las neuronas presináptica y postsináptica es estrecha, carecen de hendidura sináptica y se comunican a través de iones que pasan por canales de baja resistencia (véase la figura 2.30).