Enciclopedia de Conocimientos Fundamentales
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2.4 Sistema digestivo

El sistema digestivo proporciona al organismo agua, electrolitos y nutrientes. Para ello, el alimento se descompone en moléculas sencillas que pueden ser absorbidas. El sistema digestivo es un tubo o tracto gastrointestinal constituido por la boca, la faringe, el esófago, el estómago, los intestinos delgado y grueso, así como por las glándulas salivales, el hígado y el páncreas (véase la figura 2.13).

Sistema digestivo
Figura 2.13. El sistema digestivo es un tubo constituido por la boca, la faringe, el esófago, el estómago, el intestino delgado y el intestino grueso, así como por las glándulas anexas que son las salivales, el hígado (incluyendo vesícula biliar) y el páncreas. Su principal función es absorber y transformar los alimentos ingeridos para proporcionar agua, electrolitos y nutrientes al organismo
© DGTIC.

 

La boca, primera porción del tubo digestivo, se encuentra alojada entre el paladar duro y el blando. En el área central y posterior del paladar se localiza una saliente llamada úvula, que auxilia al paladar blando durante la deglución para que el bolo alimenticio no pase a la parte nasal de la faringe. La región anterior de la boca está limitada por los labios, y la posterior o istmo de las fauces comunica con la fracción oral de la faringe. El segmento inferior o piso de la boca está formado por músculos cubiertos por mucosa; a los lados se encuentran las mejillas.

Las estructuras anexas de la boca son:

Dientes
Figura 2.14. La dentadura definitiva está constituida por 32 dientes: 8 incisivos, 4 caninos, 12 premolares y 8 molares. Entre los 17 y los 21 años, en algunas personas brotan los terceros molares, comúnmente conocidos como "muelas del juicio"
© Rodrigo Aizpuru Parra e Irving Minero Arreola.

 

La faringe es un conducto músculomembranoso común a los sistemas digestivo y respiratorio, ya que se extiende desde la nariz hasta el esófago. Su función digestiva consiste en la deglución, es decir, llevar el bolo alimenticio de la cavidad oral hacia el esófago, tubo muscular que continúa la faringe; el esófago tiene una longitud de 25 cm y se extiende hasta el cardias, donde se une con el estómago (véase la figura 2.15).

El estómago es un tubo dilatado en forma de pera o de "J". Se localiza en la porción superior izquierda del abdomen. Su pared está formada por una capa externa o serosa, la media o muscular, y la interna o mucosa. Tiene la capacidad de contraerse (motilidad gástrica) para mezclar los alimentos con el ácido clorhídrico, la pepsina (enzima que inicia la digestión de las proteínas) y el moco que protege la mucosa gástrica. La porción distal del estómago controla la cantidad de quimo saliente. El quimo es el material semilíquido producido por la digestión gástrica de los alimentos. El esfínter pilórico, localizado en la porción terminal del estómago, limita el tamaño de las partículas que se vacían y previene el reflujo del contenido duodenal hacia el estómago.

Pared esofágica
Figura 2.15. El esófago es un tubo de paredes musculares que normalmente se encuentra cerrado y se abre con el paso de alimentos. Para ello, sus paredes se contraen en ondas que empujan el bolo alimenticio hasta su llegada al estómago. En la imagen se observa un corte de la pared esofágica donde se aprecia, en la parte inferior, el tejido muscular liso
© Andrés Eliú Castell Rodríguez y Enrique Agustín Sampedro Carrillo.

 

El intestino delgado se aloja en la cavidad abdominal. Al plegarse sobre sí mismo forma arcos llamados asas intestinales, que tienen gran movilidad y dirigen el contenido intestinal mediante la peristalsis. El intestino delgado es el principal sitio de digestión y absorción de alimentos; estas funciones dependen de los movimientos de mezcla y propulsión del intestino. Se divide en tres segmentos:

Vista interior del yeyuno
Figura 2.16. a] Vista anterior del yeyuno (porción media del intestino delgado) con un corte en la pared que revela las diferentes capas del tejido: mucosa —con sus característicos pliegues circulares—, submucosa, las capas musculares circular y longitudinal, y la serosa; b] Esquema de la pared del intestino delgado en el que es posible identificar la mucosa formada por vellosidades, las cuales están constituidas, a su vez, por las células epiteliales que envuelven una vena, una arteria y un vaso linfático; la submucosa, en donde se encuentran nódulos linfáticos; las capas musculares circular y longitudinal y, por último, la serosa
© MedicalRF.com - Archivo Digital.

Las secreciones enzimáticas de las glándulas intestinales llevan a cabo el proceso digestivo de todas las sustancias. La digestión de las proteínas se inicia en el estómago y continúa en el duodeno donde, mediante la acción de enzimas pancreáticas, las proteínas se descomponen en aminoácidos. Los triglicéridos (lípidos más abundantes de la dieta) también son digeridos inicialmente en el estómago y después en el intestino, donde las grasas son emulsionadas en partículas muy pequeñas por los ácidos biliares para ser digeridas por la lipasa pancreática.

Las vellosidades que se encuentran en las paredes intestinales se encargan de absorber los nutrientes ya degradados en las moléculas que integran los carbohidratos, lípidos y proteínas. Detrás de dichas vellosidades, el intestino delgado posee placas de tejido linfático para otorgar defensas ante los antígenos ingeridos, al bloquearlos con anticuerpos.

El intestino grueso o colon es la porción terminal del tubo digestivo; mide alrededor de un metro. El colon tiene una disposición peculiar, con una sección ascendente, una transversa, una descendente y una sigmoidea, nombrada así porque forma una "S" antes de llegar al recto. En la pared del intestino grueso existen unos pliegues llamados haustras, donde se condensa la capa longitudinal del músculo, formando cintas conocidas como tenias. El inicio del colon se ensancha dando lugar a un saco denominado ciego que presenta una saliente llamada apéndice vermiforme, prolongación que mide de 5 a 8 cm conectada por un orificio hacia el ciego.

A lo largo del proceso digestivo, el intestino grueso absorbe agua. Aquí también existe una barrera de defensa que produce linfocitos en caso necesario. La flora intestinal degrada los desechos alimenticios para formar un excremento compacto, evacuado cada 12 o 24 horas. La urgencia defecatoria se presenta porque la distensión de la región rectosigmoidea despierta el reflejo de defecación. El recto es la porción terminal del tubo digestivo; se encuentra en la pelvis, donde desemboca en el conducto anal que se abre hacia el exterior.

El hígado es la glándula más voluminosa del organismo y tiene múltiples funciones. Se encuentra situada en la porción superior de la cavidad abdominal; parece una pirámide con la base a la derecha y el vértice a la izquierda. Se encuentra cubierto por las costillas y desempeña un importante papel en la digestión y transformación de los alimentos. Las células hepáticas producen bilis, un líquido amarillo-verdoso que facilita la digestión y absorción de nutrientes liposolubles. La bilis llega al intestino delgado a través de las vías biliares. Cuando no hay alimentos que digerir, la bilis sobrante se almacena en un pequeño órgano denominado vesícula biliar, situado bajo el hígado.

El hígado desempeña un papel crucial en la eliminación de sustancias nocivas para el organismo, ya sean de origen interno, como productos del metabolismo (amoniaco) y hormonas sobrantes (estrógeno), o de origen externo como alcohol, drogas y fármacos. Cuando el individuo se expone a niveles elevados de estos productos químicos, el hígado puede saturarse.

Las células hepáticas también almacenan vitaminas y hierro; forman las sustancias que intervienen en el proceso de la coagulación sanguínea; además, convierten el grupo hemo (componente de la hemoglobina que se libera cuando se destruyen los glóbulos rojos)en bilirrubina. Cuando el hígado está dañado, puede acumularse bilirrubina en la sangre, provocando ictericia, es decir, un color amarillento en la piel y el blanco de los ojos (véase la figura 2.17).

Hígado y páncreas
Figura 2.17. El hígado y el páncreas son dos glándulas que operan en el sistema digestivo. El hígado, entre otras diversas funciones, desempeña un importante papel en la digestión y transformación de alimentos mediante la producción de bilis, la cual es almacenada en la vesícula biliar para su excreción postprandial. Por su parte, el páncreas secreta enzimas digestivas que ayudan a la degradación de carbohidratos, lípidos y proteínas. Las secreciones de ambos drenan en el duodeno, porción inicial del intestino delgado, a través del esfínter de Oddi
© Bsip - Archivo Digital.

El páncreas es un órgano alargado y cónico, localizado transversalmente en la parte posterior del abdomen, detrás del estómago. El lado derecho del órgano, llamado cabeza del páncreas, es la parte más ancha y se halla en la curvatura del duodeno. La parte cónica izquierda, conocida como cuerpo del páncreas, se extiende ligeramente hacia arriba; y su final, denominado cola, termina cerca del bazo.

El páncreas se compone de dos tipos de tejidos: exocrino y endocrino. El tejido exocrino secreta enzimas digestivas que ayudan a la degradación duodenal de carbohidratos, lípidos, proteínas y ácidos. Estas enzimas son transportadas en forma inactiva por el conducto pancreático que se une al conducto biliar; cuando entran en el duodeno, se activan. El tejido exocrino también secreta bicarbonato para neutralizar en el duodeno el ácido proveniente del estómago. El tejido endocrino está formado por los islotes de Langerhans, que secretan hormonas como la insulina, el glucagón y la somatostatina (véase el apartado 2.5.5).


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