Enciclopedia de Conocimientos Fundamentales
UNAM ˜ SIGLO XXI


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2.3.2 Componentes sanguíneos

La sangre es un tejido líquido de color rojo y representa 7% del peso del cuerpo humano. Se considera que es un tejido conectivo especializado con una fase celular que comprende glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas, y una fase líquida (o fracción acelular) conformada por el plasma sanguíneo. Éste es un fluido traslúcido y amarillento que cumple la función de matriz extracelular; constituye el 55% del volumen de la sangre. La fracción celular ocupa el 45% restante; tal magnitud porcentual se conoce con el nombre de hematocrito.

Los elementos formales de la sangre son variados en tamaño, estructura y función. Se clasifican en glóbulos rojos, o eritrocitos; leucocitos, o glóbulos blancos; y plaquetas (véase la figura 2.11).

Los eritrocitos, también llamados glóbulos rojos o hematíes, constituyen aproximadamente el 96% de las células sanguíneas. Tienen forma de disco bicóncavo, deprimidos en el centro, y su membrana plasmática contiene glucoproteínas y glucolípidos, que forman parte de los distintos grupos sanguíneos y de otros marcadores celulares. En la mujer, su valor promedio normal es de 4 800 000 glóbulos por mm3 de sangre; y en los hombres de 5 400 000. Los eritrocitos maduros carecen de núcleo y organelos (los expulsan en la médula ósea antes de salir al torrente sanguíneo); poseen solamente algunas enzimas que les permiten obtener energía a partir de la glucosa y su citoplasma contiene hemoglobina, la proteína que contiene al grupo hemo y participa en el transporte del oxígeno molecular.

Sangre vista con microscopio
Figura 2.11. Micrografía de la sangre aumentada con microscopio electrónico de barrido. La sangre es un tejido fluido de color rojo que presenta una fase celular, la cual comprende los glóbulos blancos (en la imagen aparecen como esferas azules rugosas), los glóbulos rojos (aparecen como discos cóncavos rojos) y las plaquetas (no aparecen en la imagen). Además, la sangre tiene una fase líquida o fracción acelular, representada por el plasma sanguíneo
© Andrés Eliú Castell Rodríguez y Enrique Agustín Sampedro Carrillo.

 

También transporta el dióxido de carbono, aunque éste se encuentra en su mayoría disuelto en el plasma sanguíneo. La sangre arterial es de color rojo brillante porque la hemoglobina se encuentra oxigenada; mientras que la sangre venosa, parcialmente desoxigenada, muestra un color rojo oscuro y opaco. Los niveles normales de hemoglobina deben oscilar entre 12 y 18 mg/dl de sangre; constituye el 90% de los eritrocitos.

Tras una vida media de 120 días, los eritrocitos son destruidos y eliminados por el bazo, el hígado y la médula ósea, donde la hemoglobina se degrada en bilirrubina y el hierro es reutilizado para formar nueva hemoglobina.

Las plaquetas, también denominadas trombocitos, son fragmentos celulares pequeños, ovales y carentes de núcleo. Son producidos en la médula ósea a partir de la fragmentación del citoplasma de los megacariocitos y quedan libres en la circulación sanguínea. Se encuentran entre 150 000 y 450 000 plaquetas por mm3 de sangre. Las plaquetas son responsables del cierre de las heridas vasculares; participan en el proceso de coagulación sanguínea (hemostasia) y contribuyen a la formación de los coágulos (trombos).

Los leucocitos o glóbulos blancos forman parte del sistema inmunológico. Estas células poseen gran capacidad migratoria y destruyen agentes infecciosos, secretando elementos protectores, como los anticuerpos. El conteo normal de glóbulos blancos varía entre 4 500 y 11 500 células por mm3 de sangre, según condiciones fisiológicas (v. gr.: embarazo, edad) y patológicas (v. gr.: infección, cáncer).

De acuerdo con algunas características del citoplasma y la morfología del núcleo, los leucocitos pueden ser granulocitos o mononucleares. Los primeros, también llamados células polimorfonucleares, se clasifican en:

Las células mononucleares comprenden dos grupos principales de líneas celulares:


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