Desde la antigüedad, el interés por comprender el misterio de la muerte ha sido una preocupación constante del hombre. Los avances científicos y tecnológicos han modificado las condiciones en las que fallecen los seres humanos. Cada vez es más común que el proceso se prolongue y la defunción ocurra en hospitales o unidades de cuidados intensivos, donde el individuo se encuentra aislado de sus familiares, rodeado de aparatos, entubado y atendido con los recursos que la tecnología aporta.