VEJEZ
La vejez es el último periodo de la vida. En él, nuevamente se modifican las condiciones sociales y familiares del ser humano, los problemas de salud aumentan en frecuencia y severidad, y el acercamiento paulatino e irreversible hacia la muerte se hace evidente.
7.1 ENVEJECIMIENTO Y VEJEZ
El envejecimiento y la vejez son términos independientes. Mientras que el primero se refiere al proceso de crecimiento, desarrollo y maduración que comienza en el momento del nacimiento y culmina con la muerte, el segundo señala la etapa final del ciclo de la vida que, según acuerdos de convencionalismo social, se inicia a los 60 años de edad.
El envejecimiento puede ser estudiado bajo diversas perspectivas:
- Cronológica: mide el tiempo transcurrido desde el nacimiento hasta el momento actual. Es la manera más común de calificar el envejecimiento; sin embargo, resulta importante considerar que no es la edad, sino el estilo de vida, lo que determina este proceso.
- Biológica: entiende al organismo en distintos niveles (molecular, celular, tisular y orgánico; véase el tema 2), de tal forma que cada órgano y función del cuerpo humano envejece a distintas velocidades. Mientras algunas estructuras se conservan, otras presentan cambios.
- Psíquica: se basa en la diferencia que existe entre jóvenes y viejos en relación a la manera de pensar, las capacidades, la personalidad y los afectos. Estos cambios dependen de cada persona y de su historia. En los ancianos es común que los eventos concurrentes en esta etapa (como la jubilación, la pérdida de seres queridos y el cambio en el papel social) modifiquen su manera de ser, pensar y comportarse.
- Social: se refiere al papel que ejerce una persona en la sociedad. En diversas regiones del mundo, los ancianos son admirados, se les respeta e involucra activamente en la toma de decisiones. Por el contrario, en la cultura mexicana sobresale la tendencia a subestimarlos y aislarlos.
- Funcional: resulta de la interacción de los factores anteriores y se refiere a qué tanto puede un anciano satisfacer sus necesidades por sí mismo, independientemente de que presente o no enfermedades.
El estilo de vida es uno de los elementos que más influyen en el envejecimiento. Está determinado por la manera en que cada persona cuida su salud, qué come, sus hábitos higiénicos, su manera de descansar y divertirse, el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias, etcétera. Es el factor más importante para mantener el organismo saludable y con un funcionamiento adecuado, lo cual posibilita una buena calidad de vida durante la vejez (véase el apartado 6.5.1).