FUNCIONES VITALES BÁSICAS
El cuerpo humano es una máquina compleja que requiere que todos sus componentes, tanto estructurales (anatomía) como funcionales (fisiología), trabajen armónicamente para tener una vida plena y saludable. El organismo regula su medio interno para conservar una condición estable y constante por medio de un proceso llamado homeostasis, en el cual interviene cada sistema con el fin de mantener el correcto funcionamiento del cuerpo. Cuando uno o varios sistemas dejan de contribuir adecuadamente al equilibrio dinámico, se produce una disfunción; si ésta es moderada, origina enfermedad pero, si es extrema, la muerte.
Durante la homeostasis interactúan los diferentes niveles de organización que constituyen el cuerpo humano, desde los más simples o elementales hasta los más complejos.
Estos niveles son:
- Molecular : constituido por átomos que interaccionan entre sí, formando moléculas. Algunos átomos básicos para mantener la vida son los de carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, fósforo, calcio y azufre. La unión de varias moléculas forma estructuras macromoleculares constitutivas de la vida que son las proteínas, los lípidos, los carbohidratos y los ácidos nucleicos.
- Celular: al combinarse varias moléculas orgánicas se origina la célula, que es la unidad anatomofuncional del organismo. Algunos ejemplos de células especializadas son las neuronas (sistema nervioso), los hepatocitos (hígado), los osteocitos (huesos) y los eritrocitos (sangre).
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Tisular: al unirse varias células especializadas, es decir, con funciones semejantes, forman los tejidos. Existen cuatro tejidos básicos (véase la figura 2.1):
- Epitelial: cubre la superficie del cuerpo (piel) y los órganos huecos, conductos y cavidades (mucosas).
- Conectivo: protege y ayuda a sostener las estructuras; se encuentra en las fibras, el tejido adiposo, en cartílagos y huesos.
- Muscular: de él depende el movimiento. Existen dos tipos: el liso o visceral, localizado en vísceras huecas y cuya contracción es involuntaria, y el estriado, que bajo el microscopio se observa un tejido formado por estrías. Este último se divide a su vez en músculo esquelético, unido a los huesos y de contracción voluntaria, y músculo cardiaco, ubicado en el corazón y de contracción involuntaria.
- Nervioso: constituye los sistemas nervioso central y periférico. Su función es relacionar al organismo con su entorno mediante la detección de estímulos externos y la producción de respuestas apropiadas; también regula diversas funciones internas, por lo que es indispensable para la homeostasis.
- Orgánico: múltiples tejidos reunidos forman los órganos. Éstos se clasifican en macizos (v. gr.: cerebro, hígado y riñones) y huecos, que presentan una luz por donde circulan fluidos, como la vejiga (orina), los vasos sanguíneos (sangre) y el esófago (alimento).
- Sistémico: órganos con funciones semejantes se agrupan para formar un sistema. A su vez, varios sistemas interactúan para llevar a cabo diversas funciones vitales: en la nutrición intervienen los sistemas digestivo, respiratorio, circulatorio y urinario; en la vida de relación, es decir, en la manera como se relacionan el individuo y su entorno, actúan los sistemas nervioso, endocrino, locomotor y de los sentidos; en la reproducción trabajan conjuntamente el sistema reproductor, el endocrino y el nervioso, con el fin de perpetuar la especie (véase el cuadro 2.1).
Figura 2.1. Al unirse varias células con funciones semejantes se forman los tejidos. El cuerpo humano tiene cuatro tipos de tejidos: epitelial, conectivo, muscular y nervioso
© Andrés Eliú Castell Rodríguez y Enrique Agustín Sampedro Carrillo.