El Informe Mundial de Salud 2002 identificó que los principales factores de riesgo prevenibles de las enfermedades crónicas son: alimentación poco sana (obesidad e insuficiente consumo de frutas y vegetales), colesterol alto, presión sanguínea elevada, consumo de tabaco e inactividad física. Se estima que en el mundo 1 000 millones de personas tienen exceso de peso y que 388 millones morirán en los próximos diez años de una enfermedad crónica.
Evidencia científica sugiere que el consumo de frutas y vegetales, así como nueces y granos enteros, reporta grandes beneficios. Asimismo, es importante sustituir el consumo de grasas animales saturadas por grasas no saturadas basadas en aceites vegetales, disminuir la cantidad de alimentos salados y azúcares en la dieta, mantener un peso corporal normal y abandonar el tabaquismo.
Otras enfermedades que se encuentran entre las principales causas de mortalidad en el mundo, como los diferentes tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares, están íntimamente relacionadas con la forma de alimentación y la prácticamente nula costumbre de realizar de manera regular ejercicio aeróbico. El sobrepeso y la obesidad son serios factores de riesgo.
Para adoptar un estilo de vida acorde con la modernidad, existe un consenso respecto a combinar los siguientes hábitos saludables: nutrición adecuada, ejercicio físico, liberación de estrés, eliminación de hábitos nocivos (tabaquismo, sedentarismo, malnutrición, agresividad, ingesta excesiva de alcohol o sustancias psicoactivas), una buena higiene personal, salud sexual, suficientes horas de sueño, etcétera.
La actividad física, a través del acondicionamiento, es parte integral de cualquier plan para asegurar a las personas una vida saludable. La gente debe incorporar a su vida hábitos saludables que le permitan facilitar la pérdida de peso, disminuir la presión arterial, combatir los niveles altos de colesterol y, en términos generales, reducir el riesgo cardiovascular y demás causas cronicodegenerativas de mortalidad.
El programa de ejercicio depende del nivel de acondicionamiento que tenga la persona. La mayoría de los adultos jóvenes no requiere una evaluación médica para iniciar su actividad física. Pero si los hombres sobrepasan los 40 años y las mujeres los 50, y desean un plan de ejercicio vigoroso (donde la actividad sobrepase el 60% del consumo de oxígeno máximo), o quienes presentan enfermedades crónicas o con factores de riesgo de sufrir enfermedad crónica, deberán consultar a su médico para que les diseñe un programa seguro y eficaz. Abstenerse de fumar es otro factor determinante para mantener una forma de vida saludable.
Fumar es la primera causa de muerte que puede ser prevenida; el consumo de tabaco aumenta el riesgo de ciertos tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
Asimismo, el estrés puede interferir en las relaciones personales y el funcionamiento físico y psicológico, disminuye la energía, causa úlceras, alergias, asma y otros padecimientos. Es importante controlar el estrés como parte de un estilo de vida saludable para evitar consecuencias negativas (véase la figura 6.3).