Enciclopedia de Conocimientos Fundamentales
UNAM ˜ SIGLO XXI


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1.4 PERSPECTIVA HISTÓRICA Y SITUACIÓN ACTUAL DE LOS PRINCIPALES PROBLEMAS DE SALUD EN MÉXICO

A lo largo de los últimos cien años han tenido lugar grandes cambios en los perfiles demográfico y de salud a nivel nacional. Sin embargo, la situación actual todavía es insatisfactoria. De acuerdo con el informe más reciente de la Organización Panamericana de la Salud, el gasto público en salud de México en 2003 alcanzó 136 dólares per cápita, lo que ubica al país debajo de lo reportado por Argentina, Costa Rica, Colombia, Chile y Panamá. En 2006, la esperanza de vida al nacer estimada en México fue de 74 años para los hombres y 78 para las mujeres, lo cual se encuentra apenas encima del promedio continental. Por último, la mortalidad infantil en 2007 fue de 15.7 por mil nacidos vivos, lo que casi triplica la de Cuba (5.3), pero está por debajo de la de Brasil (21.2).


1.4.1 Mortalidad

Entre 1950 y 2007, la tasa de mortalidad general en México se redujo de 16.2 a 4.8 por 1 000 habitantes, lo que representa una caída de 71%. Al analizar los principales grupos de edad se observa que la reducción más importante de la mortalidad correspondió a menores de cinco años y, especialmente, de un año. Por otra parte, la mortalidad en adultos se ha mantenido más o menos constante, y la de ancianos se ha incrementado, lo cual implica que estos grupos contribuyen cada vez más a la mortalidad general. Entre 1950 y 2005, la parte proporcional de muertes en menores de cinco años, con respecto del total registrado, pasó de 48.1% a 7.1%, mientras que la proporción de muertes entre los mayores de 65 años en 1950 fue de 16.5% y de 53.8% en 2005. Resulta entonces que las muertes entre los ancianos son ya el principal componente de la mortalidad general y casi se ha detenido el descenso de la tasa bruta de mortalidad.

En cuanto a la evolución de las causas de muerte, durante los últimos 50 años podemos definir claramente tres grupos distintos: las que han disminuido; las que han permanecido estables; las que han mostrado un incremento. Según datos publicados por la Secretaría de Salud, en 2004, 54% del total de las muertes registradas se debió a las diez principales causas (véase el cuadro 1.2). Se destacan, por su importancia numérica: la diabetes mellitus, las enfermedades isquémicas del corazón (infartos), la enfermedad vascular cerebral y la cirrosis del hígado (véase el apartado 7.4.1). También es importante enfatizar que en esta lista se encuentra un grupo denominado afecciones del periodo perinatal, que incluye las muertes por asfixia del recién nacido, que suele ser una complicación del parto mal atendido.

Tabla causas de mortalidad
FUENTE: Dirección General de Información de la Secretaría de Salud en México.
* La CIE-10 es la Clasificación Internacional de Enfermedades, décima edición, elaborada por la OMS. A cada enfermedad se le asigna un código específico y, para reportes epidemiológicos, es sumamente importante incluir tanto el nombre de la enfermedad como el código correspondiente. La CIE-10 es una gigantesca base de datos que facilita el procesamiento de información epidemiológica a nivel internacional. Cada código tiene tres caracteres: el primero es una letra mayúscula (de la A a la Y) y los otros dos son números (del 00 al 99). A00-Y98 es el rango que va desde la enfermedad A00 hasta la Y98, es decir, incluye todas las enfermedades, por eso representa el "Total".
Gráfica mortalidad
Figura 1.2. Las causas de mortalidad en México han cambiado en los últimos cuarenta años. Actualmente, el mayor número de muertes ocurre a causa de padecimientos que afectan a los grupos de edad más avanzada, mientras que la mortalidad infantil ha disminuido
© DGTIC.

Es notable el hecho de que casi hayan desaparecido de la lista de principales causas de muerte las enfermedades infecciosas. Se destaca la disminución de muerte por diarreas, que en 1950 eran la causa principal, atribuyéndosele 17.3% de todas las defunciones, mientras en 2004 ni siquiera aparecen en el cuadro descrito. En los últimos años se han eliminado o abatido considerablemente las muertes por enfermedades prevenibles mediante la vacunación, como la poliomielitis, el sarampión, la difteria, la tosferina y el tétanos.

En contraste con la evolución de las enfermedades transmisibles, el panorama de la mortalidad está claramente dominado por las enfermedades cronicodegenerativas. Éstas incluyen la diabetes mellitus y sus complicaciones; las afecciones cardiovasculares —en particular la hipertensión arterial y la enfermedad isquémica del corazón—; la enfermedad vascular cerebral, y los cánceres, entre los que se destacan el de pulmón, estómago, cuello del útero, próstata, mama y las leucemias.

Respecto a los problemas de salud que se han vuelto relevantes se encuentran las enfermedades isquémicas del corazón, a las cuales en 1950 se les atribuyó 0.1% de las muertes registradas, mientras el porcentaje correspondiente a 2004 fue de 10.7 de todas las muertes. Esto quiere decir que aumentó casi 110 veces en los últimos 55 años (véase la figura 1.2). Otras causas importantes de mortalidad, en especial porque afectan a la población joven en edad reproductiva, son las lesiones accidentales o intencionales y la cirrosis hepática. Con frecuencia, los jóvenes resultan lesionados o mueren en accidentes relacionados con la ingestión de alcohol, al salir de un sitio de reunión y trasladarse en un vehículo conducido a velocidad excesiva.

Como queda claro, la mortalidad en México tiende a desplazarse hacia aquellos padecimientos que afectan con mayor frecuencia a los grupos de edad más avanzada, mientras la reducción de la mortalidad tiende a favorecer a los niños. Es posible identificar al menos dos fuerzas que actúan en sentido opuesto: por una parte, la mortalidad infantil en México se encuentra aún en un nivel alto comparada con otros países, por lo que todavía puede responder a mejorías sanitarias, nutricionales y de atención médica; en cambio, la contribución de los grupos de edad avanzada a la mortalidad general se incrementa constantemente y, en la mayoría de los casos, las posibilidades de prevención y curación son limitadas. Es predecible que mientras siga creciendo la proporción de ancianos, que constituyen el grupo poblacional más afectado por las enfermedades cuya incidencia va en aumento, se producirá un incremento de la tasa de mortalidad general. El interés de esta observación no es puramente académico, sino que implica la necesidad de reconocer el papel de los factores biológicos en la determinación de las condiciones de salud para deslindar los efectos de otros factores de índole social, ambiental o económica. Así, un posible repunte de la mortalidad general debido a la evolución demográfica y epidemiológica deberá interpretarse como el paso final hacia un nuevo equilibrio poblacional.


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