La Organización de las Naciones Unidas (ONU) en su Declaración de los Derechos Humanos, proclamada en 1948, otorgó un papel central al tema de la salud. En su artículo 25 dice lo siguiente: "Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad".
Este texto obliga a los gobiernos de los países a asegurar la asistencia médica de todos sus ciudadanos. Ello implica la salud y bienestar de todas las personas, independientemente de su condición social y, desde luego, de su capacidad económica. México, en concordancia con el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, promulgado por la ONU en 1966, establece en la constitución que "toda persona tiene derecho a la protección de la salud". Según la interpretación de abogados mexicanos, el Estado no puede comprometerse a mantener sanos a los individuos, pero sí a que existan posibilidades de atención preventiva y curativa al alcance de todos.
En cada sociedad hay un grupo de profesionales responsables de la salud reunidos en diversas organizaciones que, en conjunto, forman el Sistema de Salud, el cual ha sido definido como "la serie de relaciones en las que los componentes estructurales (medios) y sus interacciones están asociados y conectados a las metas que el sistema desea obtener (fin)". Las metas comunes a todos los sistemas de salud de los diferentes países son: a] mejoras en la salud de la población, b] cuotas de recuperación accesibles que garanticen cobertura universal y c] satisfacción pública. En México existen servicios públicos y privados que conforman el Sistema Nacional de Salud, donde están incluidos: el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que se responsabiliza de los trabajadores del sector privado; el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE); la Secretaría de Salud, que tiene ahora como eje principal el Seguro Popular; otros servicios de asistencia social, como los de Pemex y las Secretarías de la Defensa y la Marina, y los servicios privados de atención médica. No obstante que comparten fines comunes, esta diversidad institucional ha sido incapaz de garantizar los tres objetivos básicos de cualquier sistema de salud, así como el derecho constitucional a la protección de la salud. Aun cuando el IMSS, el ISSSTE y la Secretaría de Salud trabajan de manera coordinada para llevar a cabo ciertas acciones como las campañas de vacunación, en general las diferentes instituciones públicas y los servicios privados actúan de forma independiente e incluso se contraponen entre sí. En ello intervienen tanto la población afectada como el gobierno federal, situación que se explica a continuación.
De acuerdo con los datos proporcionados por las encuestas nacionales de salud de 2000 y 2006, numerosos derechohabientes del IMSS solicitan consulta en su clínica de adscripción sólo para tramitar la incapacidad y posteriormente visitan a un médico particular, tratando de obtener lo que consideran un mejor diagnóstico y tratamiento. Además, la especialización médica ha generado un impacto nocivo sobre el consumo de los servicios de salud: dado el desprestigio del médico general, es común que una persona con jaqueca decida por sí misma que debe seratendida por un neurólogo; si le duele el tórax, por un cardiólogo, y así sucesivamente. Esta condición atenta contra la organización del Sistema Nacional de Salud, el cual se encuentra dividido en diferentes niveles de atención. En el primero, los pacientes acuden al médico tanto para mantener una buena salud como para recibir un diagnóstico y tratamiento cuando se percibe alguna alteración en el organismo. El médico del primer nivel de atención debe ser, idealmente, un médico general, capaz de identificar y corregir los problemas más comunes. Cuando el padecimiento del enfermo lo requiere, este médico lo refiere al segundo nivel de atención para hacer uso de servicios de laboratorio, consulta con especialistas, hospitales o cualquier otro recurso. El tercer y último nivel de atención médica está enfocado a tratar enfermedades altamente especializadas, y se llega a él mediante la referencia que surge de niveles de atención más elementales (véase el cuadro 1.1). Resulta preciso reeducar a la población para que cumpla con dicha organización, tanto en los servicios públicos como en los privados, con el fin de minimizar gastos y mejorar la salud general de los mexicanos.
Por otro lado, a finales del siglo XX se instituyó una prestación laboral para los funcionarios que ocupan los puestos de mando medio y superior en las diversas secretarías de Estado, los miembros del Congreso y del Poder Judicial, los integrantes del Sistema Nacional de Investigadores, entre otros, mediante la cual obtienen una póliza de seguros de gastos médicos mayores que les permite hacer uso de los servicios privados de hospitalización sin tener que recurrir al ISSSTE. De acuerdo con lo que intelectuales del ámbito médico plantean en el libro Reflexiones acerca de la salud en México, esto genera una subdivisión de clases entre los ciudadanos, e incluso entre los mismos empleados del servicio público, lo que deriva en un sistema lejano a sus metas, en el cual pueden encontrarse algunos beneficios, pero también desperdicio y desigualdad ante la salud, la enfermedad y la muerte. Según los autores del citado libro, todo ello evidencia la necesidad de que en el país se discuta amplia y seriamente el estado en que se encuentra el Sistema Nacional de Salud para que verdaderamente se dé cumplimiento a las obligaciones constitucionales e internacionales en materia de protección social.