Enciclopedia de Conocimientos Fundamentales
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6.2.2 La agenda ambiental del planeta

El conocimiento humano sobre la crisis ambiental, denominado también "conciencia ambiental", surgió en los años sesenta como parte de un movimiento de contracultura y de búsqueda de nuevos sentidos existenciales y de resignificación de la vida.

Se convirtió en movimiento político en los años setenta, luego de la Conferencia sobre Medio Ambiente Humano (CMAH), realizada en Estocolmo en 1972 y, en los últimas dos décadas, como efecto de la Cumbre Ambiental de Río en 1992. Ha sido un elemento fundamental para la discusión sobre el ambiente y la participación social para la elaboración de las políticas para el desarrollo sustentable.

Los principales temas de la CMAH de Estocolmo han sido compilados por su organizador, Maurice F. Strong, en el libro titulado ¿Quién defiende la Tierra?, en donde se señala que el agotamiento de los recursos naturales es una de las principales razones generadoras de incertidumbre sobre la capacidad del planeta para resolver necesidades humanas futuras. Plantea que los dos mundos del hombre: la biosfera de su herencia y la tecnósfera de su creación, se encuentran en desequilibrio y potencialmente en un profundo conflicto. En dicha conferencia se expuso que la contaminación de la atmósfera, el agua y el suelo, elementos constituyentes fundamentales de nuestra vida, deben ser suficientemente valorados y estudiados, y que las soluciones deben ir más allá de los gobiernos individuales, pues la interdependencia global de los aires y climas hace que las decisiones locales sean insuficientes. Se señaló que de seguir usando a la atmósfera como un gigantesco sumidero, pueden producirse efectos profundos e impredecibles en los climas de la Tierra.

Otro aspecto destacado se refiere a la contaminación de los océanos. El hecho de que una superficie tan grande de nuestro planeta esté cubierta por agua, es lo que lo hace habitable; pero en opinión de muchos biólogos marinos, es la parte de la biosfera más inmediatamente amenazada. Se sabe poco acerca de los procesos mediante los cuales los océanos eliminan la toxicidad, y si evaporan o absorben las grandes cantidades de desechos que se descargan en ellos. Además, un elemento fundamental que debe considerarse es que no existe escapatoria a la unidad y a la interconexión entre el mundo marino y la humanidad. Los océanos, como el aire, se mezclan entre sí y se pasan cargas unos a otros, se limpian o se envenenan mutuamente. La contaminación se traslada de uno a otro; por ello, a la orilla del mar es donde las pretensiones de soberanía terminan y empieza la biosfera compartida.

Ante esta y otras problemáticas, en la Conferencia se planteó que era vital promover una nueva comprensión de la condición humana que se convirtiera en una visión de nuestra subsistencia. Para ello, destacaron tres campos en los cuales puede percibirse la dirección que debe seguir nuestra política planetaria: el de la ciencia, el de los mercados y el de las naciones. El primer paso en la elaboración de una estrategia para el planeta consistió en que los países asumieran una responsabilidad colectiva de conocer más, mucho más, sobre el sistema natural, sobre cómo lo afectan las actividades humanas y viceversa. También en llegar a acuerdos en donde se tomen en cuenta las realidades nacionales y las responsabilidades colectivas.

La respuesta de algunos gobiernos a esta problemática ha consistido en avanzar hacia convenciones y acuerdos para reducir los riesgos ambientales. En el lapso de las dos décadas transcurridas entre 1972 y 1992, la Organización de las Naciones Unidas estableció la Comisión sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, también llamada Comisión Bruntland, que elaboró el reporte denominado Nuestro futuro común, en el cual se habla por primera vez del concepto desarrollo sustentable, entendiendo por ello la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes y futuras, sin destruir las capacidades de renovación de los recursos naturales. Vincula las temáticas del medio ambiente con el desarrollo y propone atender cuatro temas fundamentales para el futuro de la vida en el planeta: reducción del consumo de combustibles fósiles, conservación y manejo sustentable de los recursos naturales, estabilización del crecimiento de la población humana, y promoción de la equidad entre naciones, sociedades y generaciones.

La preocupación por la sustentabilidad de la especie humana en el planeta

Veinte años después de la Conferencia de Estocolmo se realizó en Río de Janeiro la Cumbre de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), denominada también Cumbre de la Tierra, en la cual hubo al menos cinco grandes novedades con respecto al anterior encuentro:

• Una amplia participación de los países (160) y de los jefes de Estado y de Gobierno (102).

• La multitudinaria participación de Organismos no Gubernamentales (ONG) —literalmente cientos de ellos, provenientes de todos los países.

• El reconocimiento de que los problemas ambientales están poniendo en riesgo la vida de la especie humana sobre el planeta y se constituyen como una gran amenaza para el resto de la vida sobre la Tierra.

• La certeza de que los problemas ambientales son multifactoriales, requieren conocerse a fondo y las soluciones dependen también de la participación de todos los sectores sociales.

• La necesidad de contar con instrumentos y acuerdos internacionales para planificar acciones de largo plazo.

Acuerdos internacionales

En la CNUMAD se proclamaron y firmaron por parte de los países los siguientes documentos:

• La Carta de la Tierra.

• La Agenda 21.

• El Convenio sobre la Diversidad Biológica.

• La Convención sobre el Cambio Climático.

• La Declaración sobre Bosques.

Veamos cada uno de estos documentos con cierto detalle:

La Carta de la Tierra | Denominada también Declaración de Río es el documento declarativo más importante que emanó de la Cumbre y se expresa a través de 27 principios. La Carta enfatiza, entre otros aspectos, que los seres humanos son el centro de las preocupaciones del desarrollo sustentable y que los Estados son soberanos con respecto a sus recursos naturales; reconoce los derechos de las generaciones futuras; subraya la necesidad de erradicar la pobreza, eliminar patrones de producción y consumo insustentables, fomentar políticas demográficas apropiadas, incrementar el conocimiento científico y su transferencia; resalta además la adopción de criterios precautorios y pondera la contribución y el papel de las mujeres, los jóvenes, los niños y los pueblos indígenas en el desarrollo sustentable, entre otros aspectos.

Agenda 21 | Es el documento más amplio elaborado como programa de acción, pues abarca temas ambientales (océanos y zonas costeras, montañas, selvas, desiertos, biosfera y atmósfera); socioeconómicos (desarrollo agrícola y rural, planificación y ordenamiento); aspectos científico-tecnológicos (investigación y transferencia, educación y capacitación, monitoreo); ámbitos sociales (demografía, participación de los sectores: mujeres, infancia, juventud, indígenas, ONG, sindicatos), además de los aspectos institucionales, la cooperación internacional y los asuntos relativos a los mecanismos de financiación. Incluye plazos, previsiones financieras y la transferencia tecnológica que, aunque no son jurídicamente obligatorios —en el plano del derecho internacional—, se espera que los gobiernos firmantes asuman el compromiso de su aplicación.

Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) | Este instrumento fue elaborado para propiciar la participación global en la protección legal del patrimonio biológico y genético del planeta. Tuvo una amplísima recepción, expresada en la suscripción del mismo por 153 países. El CDB propone la cooperación internacional en la identificación, monitoreo y conservación in situ y ex situ de la biodiversidad; promueve el uso sustentable de la misma y, al mismo tiempo, propicia la distribución equitativa de los beneficios que de ello resulten.

Señala también la necesidad de impulsar la investigación, la capacitación y la transferencia tecnológica. Este fue uno de los puntos objetados por Estados Unidos en el pleno de la CNUMAD pues, en su opinión, afecta los derechos de propiedad intelectual de las empresas de biotecnología y los incentivos a la innovación. Esta fue la razón principal por la que ese país no firmó el convenio. México sí lo rubricó y ahora el CDB es una ley en nuestro país, porque ha sido ratificado por el Poder Legislativo del gobierno de la República mexicana.

Convención sobre el Cambio Climático | Conocida originalmente como Protocolo de Montreal y actualmente como Protocolo de Kyoto sobre cambio climático, es el instrumento con validez jurídica para la protección de la atmósfera contra el aumento en las concentraciones de gases de efecto invernadero. Este convenio ha tenido múltiples dificultades para su entrada en vigor y su efectiva implementación; ha puesto en evidencia las resistencias de los países desarrollados para asumir los costos ambientales, para ajustarse a las normas de la sustentabilidad ecológica y limitar las emisiones de CO2 y metano, con el fin de frenar el avance del calentamiento global del planeta.

La firma del convenio fue posible bajo un mínimo común denominador que logró concertar voluntades de los gobiernos, pero que redujo sus alcances y diluyó sus objetivos. Al poner énfasis en la comercialización de derechos de emisiones, el Protocolo de Kyoto ofrece un salvoconducto a los países del Norte, que en vez de reducir sus emisiones, las compensan transfiriendo sus costos a naciones (como las de la ex Unión Soviética) que se encuentran por debajo de sus cuotas y que incluso por su situación económica no estarían en condiciones de incrementar sus emisiones.

Declaración sobre Bosques | Se trata de un documento de principios generales sobre la ordenación, conservación y desarrollo sostenible de los bosques de todo tipo, es decir, tanto los naturales como las plantaciones localizadas en todas las zonas geográficas y climáticas, incluidas la austral, boreal, subtemplada, templada, subtropical y tropical. En tanto sólo establece principios sin fuerza legal, es similar a la Carta de la Tierra.

Quienes participaron en su elaboración señalan que el documento es producto de un primer consenso mundial sobre el tema y prevén continuar la discusión y la elaboración de un mejor instrumento en los próximos años.

La Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible (CMDS)

En 2002 se cumplieron 10 años de la firma de los acuerdos y la elaboración de los consensos en torno a los temas señalados y de la creación de nuevas instituciones internacionales para impulsar el trabajo internacional; tales como la Comisión para el Desarrollo Sostenible (CDS), el Secretariado Ejecutivo del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) y el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (PICC), así como la creación de nuevos convenios, como el Acuerdo de Cartagena (1992), particularmente su Decisión 391, relativa al establecimiento de un Régimen Común de Acceso a los Recursos Genéticos, e incluso el establecimiento de nuevos acuerdos como el Convenio de Rotterdam (1998) sobre el consentimiento fundamentado previo a la utilización de ciertos plaguicidas y productos químicos peligrosos, objeto de comercio internacional, y el Convenio de Estocolmo (2001) sobre contaminantes orgánicos persistentes. Por todo ello se propuso la realización de una nueva cumbre, esta vez denominada CMDS (Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible), la cual tuvo lugar en Johannesburgo, Sudáfrica.

El balance de los resultados y avances en el periodo en algunos casos es positivo, mientras en otros aspectos no se aprecia avance alguno e incluso se habla de retrocesos. En el plano de los aspectos positivos, deben destacarse los esfuerzos por establecer instituciones de más alta jerarquía, con normas y disposiciones cada vez más precisas y obligatorias; asignación de mayores recursos presupuestales; incentivos para la investigación y la transferencia tecnológica en temas relativos a la contaminación ambiental; conservación de la biodiversidad a través de áreas protegidas, y el fortalecimiento de los sistemas de información ambiental.

En cuanto a los procesos que no han avanzado e incluso han presentado retrocesos, merecen destacarse los ocurridos con respecto a la biodiversidad, particularmente aquellos relativos a la bioprospección y la bioseguridad, en los cuales las soberanías nacionales y los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades campesinas se han visto restringidos frente a los acuerdos internacionales propiciados por la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Darrell Posey calculaba a principios de la década de los noventa del siglo pasado (1992), que había un mercado de 43 000 millones de dólares anuales para las plantas medicinales autóctonas o sus derivados, sin incluir el nuevo y creciente body shop business y los colorantes naturales. Muchos de estos productos derivados de plantas, animales e insectos han sido probados, elaborados y utilizados por los pueblos indígenas y campesinos de manera ancestral en diversas actividades.

Frente a este enorme saqueo de los recursos naturales propiedad de los países megabiodiversos, las buenas intenciones de la Agenda 21, emanada de la Cumbre de Río de Janeiro, no se han traducido en leyes específicas y procedimientos equitativos que pudiesen fortalecer el concepto de "derecho de propiedad intelectual colectiva".

Los esfuerzos del Acuerdo de Cartagena, aunque de gran relevancia para acotar la comercialización de la biodiversidad y propiciar el reparto justo de los beneficios derivados de su aprovechamiento, han sido también insuficientes para evitar el saqueo y lograr una mayor equidad. En el ámbito de los bosques se expanden las plantaciones forestales con árboles de rápido crecimiento, sin tomar en cuenta los impactos actuales y los que podrían ocurrir en el futuro en los bosques y selvas naturales. Este tema se vuelve especialmente sensible para los países megadiversos como los de América Latina.

Después de transcurridas casi dos décadas de la CNUMAD, la evaluaciones señalan que se ha diluido el discurso del ecodesarrollo; se han ajustado algunas de las propuestas ecologistas a los designios de la racionalidad económica; se han intensificado los ritmos de explotación y transformación de los bosques y los recursos, y han surgido nuevas estrategias de intervención de la naturaleza.

Al mismo tiempo se ha incrementado la participación social sobre el tema; muchos países hacen esfuerzos enormes para establecer políticas y operar recursos económicos descentralizadamente, a la vez que se conservan y protegen los recursos bióticos y abióticos mediante nuevas disposiciones e instrumentos legales.

Instituciones, información y acciones para la conservación

En toda esta problemática social y ambiental, juegan un papel importante diversas instituciones, organizaciones y programas mundiales cuyo propósito es estudiar, investigar, regular y promover acciones que tiendan a mejorar la calidad de vida de las personas, así como a conservar y regular las actividades sobre las especies vegetales y animales del planeta. A continuación se revisan algunas de ellas:

Organización de las Naciones Unidas (ONU) | Con más de 30 organizaciones afiliadas, la ONU constituye una institución que concentra los esfuerzos internacionales tendentes a dar solución a los problemas que afronta toda la humanidad. Las Naciones Unidas y sus organizaciones y programas promueven el respeto a los derechos humanos, la protección del medio ambiente, la lucha contra las enfermedades y la reducción de la pobreza.

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) | Tiene como objetivo crear condiciones propicias para el diálogo entre naciones mediante la educación, la cultura, las ciencias naturales y sociales y la comunicación. Desde su fundación ha desarrollado programas internacionales que buscan evaluar y administrar los recursos naturales del planeta. Se concibe como un laboratorio de ideas que marca estándares para establecer acuerdos mundiales relacionados con principios éticos; asimismo, constituye un centro de intercambio de información y conocimiento.

Comisión Económica para América Latina (CEPAL) | Fue creada por el Consejo Económico y Social de la ONU en 1948. Es una de las cinco comisiones regionales de las Naciones Unidas y su sede está en Santiago de Chile. Se fundó para contribuir al desarrollo económico de América Latina; coordina las acciones encaminadas a su promoción y refuerza las relaciones económicas entre los países de América Latina y de éstos con las demás naciones del mundo. Posteriormente su labor se amplió a los países del Caribe y se incorporó el objetivo de promover el desarrollo social.

Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) | Conduce las actividades internacionales encaminadas a erradicar el hambre, brindando servicios a países desarrollados y en desarrollo. Pretende actuar como un foro neutral donde todos los países se reúnen en igualdad para negociar acuerdos y debatir políticas; también es una fuente de conocimientos y de información. Esta organización ayuda a los países en desarrollo y a aquéllos en transición a modernizar y mejorar sus actividades agrícolas, forestales y pesqueras, con el fin de asegurar una buena nutrición para todos.

Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) | Tiene como propósito promover el cuidado ambiental, ofreciendo información que busca que las naciones y las personas tengan una mejor calidad de vida sin comprometer a las generaciones futuras.

Programa Mundial sobre Globalización, Liberación y Desarrollo Humano Sostenible (UNCTAD-PNUD) | Este programa pretende contribuir a una mejor integración de los países en desarrollo en la economía global. Se fundamenta en el paradigma del desarrollo sostenible y ofrece una visión analítica, además fomenta la vinculación entre los distintos elementos de esta problemática.

En México, al igual que en muchos países, se ha emitido una Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (1996), que establece las directrices de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), responsable de aplicar dicha ley, de vigilar a través de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) el cumplimiento de las disposiciones en materia de contaminación, de las áreas naturales protegidas y los recursos naturales y, a través del Instituto Nacional de Ecología (INE), se encarga de la planeación y elaboración de la normatividad, el acopio de la información ambiental para la toma de decisiones y el ordenamiento ecológico, y resuelve los manifiestos de impacto y los estudios de riesgo ambientales.

Otro de los organismos de gran importancia que hacen acopio y sistematización de información para la toma de decisiones sobre el tema es la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio). Es un órgano descentralizado de la Semarnat, que mantiene actualizados los inventarios de la biodiversidad mexicana y promueve proyectos que apoyan el aprovechamiento de las plantas y animales de México, evitando el deterioro de los mismos.

En el ámbito de los órganos decentralizados se incluye también la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), que tiene a su cargo la vigilancia, protección y aprovechamiento sustentable de los recursos de los parques y reservas de la biosfera del país.


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