El desarrollo de instrumentos como los microscopios propicio el descubrimiento de las células durante el siglo XVII y llevo a la generalización de su presencia en los seres vivos durante el siglo XIX y a su conocimiento detallado durante el siglo XX. Como se menciono en el tema anterior, dos de los postulados de la teoría celular son: 1] la célula es la unidad fundamental de los seres vivos y 2] las células provienen de otras células (omnis cellula e cellula, aforismo en latín acunado por R. Virchow).
La teoría celular ha estado sujeta a pruebas para corroborar sus postulados. Por ejemplo, en sus inicios Schwann y Schleiden mencionaron que los seres vivos estaban formados por células con núcleo. Hoy sabemos que hay células con núcleo eucariontes y células sin núcleo procariontes. Aunque la presencia de núcleo no es universal en los seres vivos, si lo es la presencia de células. Una prueba sencilla para corroborar el primer postulado de la teoría celular consiste en tomar un pedazo de corcho y observar a través del microscopio —como lo hiciera R. Hooke en 1665, cuando descubrió las células— el conjunto de celdas formadas por las paredes celulares, es decir, derivadas de la actividad celular. Esto ayudara a comprender por qué la teoría celular incorporo en su primer postulado que los seres vivos están formados por células y los derivados de su actividad.